jueves, 27 de julio de 2017

Por amor a mi mismo.

Después de un largo tiempo volvemos a las andadas del blog.








El título de esta entrada va relacionado con la lectura de La Palabra de Dios que tuve hace dos días atrás. De verdad es interesante cuando escudriñamos y estudiamos lo que El Señor nos dejó en cada linea de su Antiguo y Nuevo Testamento. Pero entrar en materia vamos con lo que nos interesa.

Estuve leyendo en mi tiempo devocional el libro del Profeta Ezequiel (del hebreo יְחֶזְקֵאל, Ijezkél) significa "Dios es mi fortaleza". particularmente el capítulo 20 donde nos habla del "Proceder de Dios con Israel. Aquí El Señor le dice a Ezequiel lo que le tiene que comunicar al pueblo, en la mayoría se destaca como una "recriminación" a Israel por ser un pueblo rebelde, desobediente y necio a cometer los mismo errores; mas de dos veces menciona en este capítulo de que Dios les salvó, les sacó del cautiverio, les dio de comer, les proveyó de sombra y luz en el desierto, pero que en cada uan de ellas Israel renegaba todo y caía en los pecados de idolatría, desobediencia y rebeldía.

Hasta este punto, tú como lector podrías compenetrarte y captar que Dios se molestaba bastante, si uno se pone en ese lugar (especialmente si tu eres alguien a cargo de personas) entenderás ese proceder, donde mas de unas veces has querido ahorcar a tus subordinados e incluso a tus amigos, gente con quien convives, etcétera.


Con todo, a causa de mi nombre, para que no se infamase ante los ojos de las naciones en medio de las cuales estaban, en cuyos ojos fui conocido, actué para sacarlos de la tierra de Egipto.14 Pero actué a causa de mi nombre, para que no se infamase a la vista de las naciones ante cuyos ojos los había sacado.22 Mas retraje mi mano a causa de mi nombre, para que no se infamase a la vista de las naciones ante cuyos ojos los había sacado.


Con todo esto podemos ver el inconmensurable amor de Dios hacia nosotros el cual que a pesar de la desobediencia de pueblo se mostró como un Dios misericordioso y justo, con todo y que fueron cosas muy graves las que se cometieron El Señor mostró su compasión.

¿Y esta ecuación donde entramos nosotros?

Nosotros fuimos creados a su imagen y semejanza como lo cita Génesis 1:27, con tal debemos ser emuladores de un comportamiento y carácter del Señor. En la versión RVR 1960 menciona "a causa de mi nombre" en otras versiones se maneja como: "por respeto a mi mismo", "en honor a mi nombre". Nos dice Su Palabra que para que El Señor sea respetado y que no lo vieran como alguien que no cumple sus promesas y por cuidarse a sí mismo, Él tuvo que ceder ante todo eso para no ser avergonzado.

Al no tener ese amor por ti mismo, permitimos que circunstancias externas nos afecten y provoquen daños a nuestras emociones, que eventualmente dañan nuestro espíritu y al final nuestra salud. Básicamente el perdón hacia los demás no es porque se lo merezcan, sino porque te amas a ti mismo debes de hacerlo.

Si queremos parecernos más al Señor, tenemos que practicar el amor a nosotros mismos, claro sin exagerar.

Concluyo esta entrada con mi reflexión al respecto de este tema.




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