lunes, 31 de enero de 2011

771 palabras para calmar la aflicción.

5 de enero de 2010 5:22am

La vida de la cristiandad siempre tiende a llevarnos aparte de las bendiciones a tener “la oportunidad”, así le digo yo, de probarnos y de tentarnos. Se sabe muy bien que mientras más desea uno esta cerca de la compañía de nuestro señor Jesucristo, mayor son las oportunidades del enemigo que quiere posarse para tomar ese control inyectando temor, duda, incertidumbre e incluso enfermedad no solo a nosotros, también a aquellos que queremos y apreciamos (o incluso amamos sin decirlo).

Alguna vez escuché que sería mejor estar pidiéndole bendiciones en vez de problemas, eso sería excelente, mirarte que cada día que pasa solo recibes de lo bueno y de lo mejor. Sin embargo los problemas o “lecciones de vida” siempre será necesarios para entender aspecto de la vida cotidiana, como también para comprender el milagro que hará el Señor sobre de ti en tu mala condición. “El que piensa que está en pie, cuídese” (1ra Corintios 12)

Proverbios 10:22 menciona que la bendición de nuestro señor es la que nos enriquece y no añade tristeza en ella, esa es una de las promesas que ya están hechas, que están preparadas para ser tomadas en cuenta; pero siendo humanos aún no estamos exentos de sufrir decepciones y tristezas, muchas veces provocadas por el prójimo que no sabemos si las hacen de forma voluntaria o involuntaria, no negaremos que nos gana el enojo, rabia, coraje tristeza (contra la persona y uno mismo) pero algo que nos hacen bastante hincapié “nuestra pelea no es contra sangre y carne sino contra huestes de maldad”

Pero ¿que pasa cuando esa confianza, esas ganas por hacer el bien por alguien son solo utilizadas para alimentar su (de él/ella) persona de tal manera que después las deseche por alguna acción nada correcta sabiendo tus buenas intenciones?

He de decir que uno puede pretender agradar a alguien haciendo lo posible hasta donde “el poder de Dios nos lo permite” para poder ver fructificación de esos milagros, o muestras al menos de un afecto/amor genuino poniendo ante todo nuestro corazón y la disposición de no fallarle tanto a Dios como a “esa persona”. Pero he aquí un punto adyacente sobre el cual el enemigo confunde y ataca, muchas veces aquí somos presa de esas incertidumbres que nos dicen que lo que está ahí no es lo que parece. Incluso esto puede ser un aviso de nuestro Señor diciéndonos: “Mira, esta siendo/a tentado/a ¿acaso no lo vez? Esta es la realidad que poso sobre ti y que hago exhibirte”.

Nos dicen siempre que declaremos las cosas que no son como si fueran. ¿Pero si no funciona? ¿Es nuestra culpa acaso por nuestra falta de fe?

Muchas veces si, uno es el responsable de que no hayamos visto ese “milagro sobrenatural” porque no le creímos lo suficiente o por cualquier otra circunstancia. Más hay un porcentaje que se debe a que esa persona no se dejo controlar por el espíritu santo, se cerró su corazón ante cosas que pudieran ser magníficas para su vida, por necedad de errores en el pasado o porque simplemente no pueden aceptar ese premio por sus actos no correctos. O por otro lado ceden ante la tentación de su carne su urgencia de sentirse querido/a en vez de ceder ante el acercamiento de los tiempos exactos del Señor.

¿Motivo de decepción? Si ¿motivo de tristeza? Si ¿motivo de enojo? Tal vez, eso es normal como parte de nuestros sentimientos que nos hacen ser “humanos”

La solución para ello está el buscar el alimento espiritual, la respuesta en la palabra, sin ella pudiéramos cometer el error de decir algo que dañe en vez de agradar o sanar. Incluso por eso mismo me tomó el levantarme a tan temprano para ser alimentado por el espíritu santo y que sea apaciguada mi alma.

Seguir haciendo la caridad de dar más que el de recibir, de soportar/sobrellevar las debilidades de los que no son fuertes para agradar al prójimo en lo que es bueno en la edificación a este (Romanos 15:1-2) Ser “gozosos en la esperanza, sufridos en los problemas pero constantes en la oración” (Romanos 12:12)

Aquellos que decepcionaron a alguien la palabra les dice: “Dios es fiel y no dejará que sean tentados más allá de lo que puedan soportar sino que junto con la tentación también dispondrá la salida para que puedan aguantar” (1ra de Corintios 10:13 parte b)

Habrá pesar, dolor, molestia pero como reza 2da de Crónicas 15:7
“No hay que bajar las manos que a fin de cuentas habrá recompensa por sus obras”

Y claro también está el perdonar/disculpar.

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